Hablando específicamente de bienes inmuebles, es necesario contar con los documentos idóneos para ostentar la propiedad.
Es muy común escuchar la expresión: “Papelito habla”, haciendo referencia a la existencia de un documento que compruebe la realización de un hecho o el ejercicio de un derecho; hablando específicamente de bienes inmuebles, es necesario contar con los documentos idóneos para ostentar la propiedad.
La regularización de la propiedad inmobiliaria como tarea de los Notarios, es una actividad importante que tiene consecuencias en la esfera jurídica de las personas (físicas o morales).
Siempre está sujeta a la realización de varios actos y a la revisión exhaustiva de documentos existentes.
En el ejercicio diario de la función notarial, nos encontramos con los casos particulares en los que la carencia o no tramitación de los documentos respectivos desencadena una serie de resultados que nunca son positivos.
Tal es el caso de la omisión de tramitación de Sucesiones, ya sea testamentarias o intestamentarias, que derivan en la falta de certeza jurídica en la situación patrimonial particular de la familia del sujeto fallecido y la representación de sus intereses y obligaciones, partiendo de la importancia de la titularidad de los bienes.
Siendo la campaña de SEPTIEMBRE: MES DEL TESTAMENTO, un parteaguas en la búsqueda del contacto entre los particulares y el Notario para la realización de este acto, es muy importante hacer mención del objetivo del mismo: “Designar el destino de los bienes a los herederos y/o legatarios, así como la representación de la sucesión”.
Es así que el objetivo de la regularización de bienes con ayuda del notario se realice en ánimo de mejorar las situaciones particulares de cada sujeto.
Es importante acercarse al Notario Público para la revisión de los documentos y la búsqueda de estrategias que permitan la regularización de los bienes para que en el caso de existir discrepancias, errores, reconocimiento de derechos o cumplimiento de obligaciones, éstos se hagan en el tiempo oportuno y no cuando la necesidad impere, ya que se puede dar lugar a gastos imprevistos y largos periodos de tiempo para su solución.
Anticiparse a los acontecimientos llevando a cabo los trámites completos en tiempo y forma no solo nos llevará a la certeza jurídica de los bienes sino también derivará en un ahorro de tipo económico y temporal en la solución de controversias previniendo daños y perjuicios y garantizando el movimiento inmobiliario y la plusvalía de los inmuebles.
